Tecnología ‘blockchain’

Los hay que aseguran que la tecnología blockchain, lo que en español se entiende como cadena de bloques, inundará la economía en los próximos años. Empresas como Amazon, IBM, y otras muchas, ya están en la carrera desarrollando potenciales aplicaciones. Al igual que están saliendo por todos lados nuevos emprendedores que tratan de ponerse a la cabeza en el uso de esta nueva tecnología. Y entre los más aplicados están los bancos, de los que se dice que las tres cuartas partes de ellos ya tendrán a principios de la próxima década aplicaciones comerciales basadas en Blockchain. Como siempre, se encuentran opiniones encontradas. De un lado, aquellos que aseguran que no aportará ninguna novedad significativa a las actividades económicas reguladas. Y, de otro, los que dicen que se abre un nuevo mundo según el cual nuevos contratos inteligentes basados en la confianza de las partes asegurarán una efectiva transferencia de activos y, por ende, terminarán con el oscurantismo actual de los mercados regulados.

Para simplificar lo que se encuentra detrás del Blockchain, diríamos que en su nivel más básico se trata de una tecnología que agrupa la información en bloques donde no es necesario poseer toda la historia de manera secuencial y relacionada, sino que basta un registro distribuido a partir del cual se garantiza la seguridad del conjunto. Los bloques se apilan unos encima de otros, con lo que a medida que se incrementan las transacciones la cadena crece y se hace cada vez más robusta; es decir, más segura. Siendo este el principio tecnológico de las llamadas criptomonedas como el conocido Bitcoin. Todo el sistema es criptográfico lo que le dota de seguridades adicionales. Con la circunstancia de que cada bloque depende del anterior, de manera que si se quisiera manipular la información de un bloque en concreto habría que manipular los anteriores y los posteriores. Por eso, a medida que los bloques crecen la seguridad aumenta.

La primera opción para el uso de esta tecnología tiene que ver con las transacciones bancarias; especialmente si estas se realizan entre zonas económicas no integradas. Esto evitaría la necesidad de tener cuentas bancarias en bancos lejanos o utilizar otros medios de transferencia de dinero con empresas especializadas pagando por supuesto, en ambos casos, las comisiones correspondientes. Y es aquí donde surge una nueva aplicación de los bitcoins o de cualquier criptomoneda, siempre que estas sean aplicables a transacciones fuera de cualquier movimiento especulativo que, por otra parte, existirá de una u otra manera. En ambos casos, como en otros muchos, los intermediarios están llamados a desaparecer. Al igual que, pensando en el futuro, las propias bolsas de valores; ya que al abrirse el mundo financiero colaborativo podrían dejar de tener sentido unos sistemas centrales tales como los que hoy permiten operar estos mercados. Lo cual, siendo aún más visionarios, acabaría también con cualquier otro tipo de tráfico tradicional en los mercados de commodities. Por no hablar de los procesos de salida a Bolsa de las empresas; algo de lo que previendo los cambios futuros, Nasdaq anunció ya hace tiempo la posibilidad de utilizar la plataforma Nasdaq Private Market como medio para facilitar, mediante la tecnología Blockchain, la emisión, transferencia y gestión de las acciones de las empresas privadas que pretendan salir al mercado público.

Todo el sistema financiero global se resentirá en el momento en que la tecnología Blockchain esté totalmente operativa. Y esto sucederá más pronto de lo que se piensa. Incluso todas las complejidades de la actual regulación acabarán de perder su sentido al igual que los intermediarios, sean estos del tipo que sean. Sin olvidar que las organizaciones de los grandes conglomerados bancarios no podrán mantener sus actuales estructuras, ni siquiera recurriendo a las fusiones como se hizo en el pasado. Una situación que vendrá a complicarse aún más con la aparición de múltiples competidores tecnológicos que hoy parecen dormir por no ser esta su actividad principal. Pero ahí están en la trastienda Amazon o Google esperando su oportunidad, toda vez que van poco a poco forzando la desaparición de enormes empresas de distribución que no hace tanto parecía que eran indestructibles. Y es que esta nueva tecnología, cuya marcha parece imparable, aporta además tres positivas capacidades. Primero, es transparente; pues localiza la información en un espacio público que no es eliminable. Segundo, dado que toda la información queda registrada, es posible determinar lo que es auténtico de lo que no lo es. Y ahí entran documentos de todo tipo, contratos, transacciones, etc. Y finalmente, es auditable; pues no es necesario revolver el pasado, sino que es posible hacer una auditoría en el momento en que cambia una cadena de bloques.

Los cambios están ahí, a la puerta. La regulación, como es habitual, llegará tarde. Y aquellos que no estén pendientes de estos cambios verán cómo de la noche a la mañana sus negocios entran en una fase de decadencia. En algún caso, ya se está viendo.

 

FUENTE: ELECONOMISTA.ES